Participación de las distintas estructuras del fruto de arándano en la pérdida de agua

Abstract

El cultivo de arándano es de suma importancia a nivel nacional, lo que se ve reflejado en el vertiginoso crecimiento de la superficie plantada, llegando a alrededor de 15.800 ha plantadas a nivel nacional. En la temporada 2018/19, se exportaron alrededor de 110.000 t, destinadas principalmente a Estados Unidos (58 %), seguido por Europa (29 %) y el Lejano Oriente (12 %). De lo exportado el año 2018, alrededor del 74 % fue destinado para consumo fresco y el resto corresponde principalmente a fruta congelada. La fruta se transporta principalmente vía marítima, y puede tardar cerca de 3 semanas en llegar al hemisferio norte, dependiendo del mercado de destino. Esto implica que la fruta puede demorar entre 20 a 50 días, desde la cosecha al consumidor final. Durante el almacenaje y transporte de la fruta, se deben mantener sus características de calidad, siendo una de las más importantes la firmeza. En los arándanos, la pérdida de firmeza en postcosecha se encuentra asociada con la pérdida de peso o, en otras palabras, con pérdida de agua desde el fruto. Para el presente estudio, se seleccionaron arándanos recién cosechados con una firmeza igual o superior a 150 g mm-1, de los cultivares ‘Duke’, ‘Brigitta’, ‘Legacy’ y ‘Ochlockonee’, que fueron sometidos a tratamientos consistentes en diferentes formas de sellado del fruto: Tratamiento control (fruto sin pintar); T1: fruto pintado completamente; T2: sólo cicatriz pedicelar pintada; T3: sólo cicatriz calicinal pintada; T4: cicatriz pedicelar y calicinal pintadas; T5: fruto pintado y sólo cicatriz pedicelar sin pintar; T6: fruto pintado y sólo cicatriz calicinal sin pintar; T7: fruto sin ceras (remoción con hexano). Los frutos se sometieron a almacenaje refrigerado (1,2ºC) por 10 días, bajo cuatro condiciones de humedad relativa (HR; entre 30 y 97 %), generadas mediante distintas concentraciones de glicerol en agua (100, 75, 50 y 0 % v/v). Durante dicho periodo, diariamente se les midió peso individual y, al término, además firmeza final. Con ésta información se cuantificó, para cada uno de los cultivares, la influencia de la HR en la pérdida de agua y firmeza final de los frutos, con diferencias altamente significativas (p < 0,01) para las distintas condiciones de HR, donde la pérdida de agua fue menor y la firmeza final fue mayor en la medida que aumentó la HR en almacenaje; así, la mejor condición para almacenar la fruta fue sobre 95 % de HR. También se pudo determinar la importancia de las distintas barreras naturales del fruto para cada uno de los cuatro cultivares evaluados, al calcular el cuociente entre la pendiente de la pérdida de agua del tratamiento control y la de cada tratamiento. Así, sellar la cicatriz pedicelar resultó ser más importante en ‘Legacy’, reduciendo la pérdida de agua en 46 % seguido por ‘Ochlockonee’ (33 %) y ‘Brigitta’ (27 %) y en menor grado en ‘Duke’ con sólo un 16 % de reducción. La cicatriz calicinal no generó cambios significativos en la pérdida de agua y firmeza final de la fruta. Los resultados indica que la epidermis, fue una barrera de mayor importancia en los cultivares ‘Duke’ y ‘Ochlockonee’, mientras que las ceras resultaron ser más importantes en ‘Brigitta’ ya que al removerlas la pérdida de agua aumentó en un 54 % y la firmeza final se redujo en 24 %.