El tratamiento de la memoria histórica en la jurisprudencia de la corte interamericana

Abstract

Durante la década de los ‘90 las nacientes democracias o gobiernos postdictatoriales del Cono Sur y América Central se vieron enfrentadas a la problemática que significó la perpetración sistemática, y como política de Estado, de violaciones graves, masivas y estructurales a los derechos humanos. En razón de ello, las demandas de las víctimas por “verdad, justicia y reparación” como una triada indisoluble, obligó a dichos Estados a implementar políticas del perdón encuadradas dentro del marco de la justicia de transición, a fin de diseñar una estrategia de reparación integral y reconocimiento de las cientos de víctimas de lo que fue un plan sistemático aplicado a escala en la Región, dentro del contexto de las esferas de influencias de la Guerra Fría. En el contexto antes descrito, destaca con un rol protagónico la figura de la víctima, en tanto portadora del relato y la experiencia del horror vivido. Esta especial condición la posiciona con una categoría ética única para legitimar la construcción de un discurso inclusivo sobre la verdad y la historia de los sucesos ocurridos. Las políticas implementadas por los modelos de justicia transicional adoptadas por los distintos Estados no fueron suficientes para dar una respuesta satisfactoria a las obligaciones internacionales contraídas con las víctimas en tanto responsables de las vulneraciones perpetradas. El contexto de impunidad fue determinante para exigir justicia y reparación.1 Ello llevó a que las víctimas sobrevivientes así como sus familiares recurrieren ante el Sistema Interamericano de Protección por considerar que las respuestas institucionales no satisfacían los estándares que los mismos derechos exigían teniendo como marco la Convención Americana de Derechos Humanos.